Escucho el mar
y el verbo amar resuena en mis oídos
sordamente
al compás de las olas.
Las alas de gaviotas entrecruzan sus vuelos.
Suave arco de violín muy silenciosamente
roza desde la lejanía aérea mis pupilas.
Pupilas, sí, pupilas que se apilan luminosamente
sobre el mar, tan lejos
tan lejos de la pila bautismal
se apilan
en tiempo y en espacio
y aún fuera de lugar se apilan los recuerdos
y recuerdo a una amiga que no estaba loca como
algunos decían
loca de amor tal vez, tal cual,
tal como la recuerdo
y la recuerdo sólo
porque el verbo amar resuena en mis oídos
y un vuelo de gaviotas
-un solo de violín-
revuela en mis oídos
y vela mis pupilas.
Son esas aves ¿sabes?
el verbo amar resuena en mis oídos
y escucho el mar, una vez más, por siempre.
3 comentarios:
ojo con este poetita... y ojo con sus sonemas....
"madaynácara bonchina
atrasida madaynácara
nemaye"
Esta pluma es , sin lugar a dudas, una experta en revivir la belleza.
Y qué decir de las aves, claro, las benditas aves en medio de todos nuestros ensueños...
Me gustó.
el señor santiago caviere un gran poeta!!
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